12 settembre 2011. - L'appuntamento per iniziare il viaggio che attraverserà il cielo della Valle di Teotihuacan in mongolfiera è alle 6 del mattino alla rotonda dell'Angelo dell'Indipendenza di Città del Messico, dove ci aspetta già il globobus che ci porterà al globopuerto, nei pressi del sito archeologico nello Stato del Messico.

Al nostro arrivo, gli operatori ci aspettano con biscotti e caffè. Mentre l'equipaggio prepara il pallone, guardiamo con attenzione e scattiamo foto della spettacolare procedura per gonfiarlo.

Prima di volare
Una volta gonfiato, il pilota fornisce ai passeggeri le istruzioni per il volo, in questo caso si tratta di Susana Valencia, una delle due donne in Messico certificate per svolgere quest'attività, che ci spiega che per ottenere un brevetto per volare mezzi più leggeri dell'aria o mongolfiere è necessario studiare materie comuni con gli allievi delle scuole di pilotaggio per circa tre mesi e concludere un totale di 40 ore di volo.

Susana ci dice che è necessario, prima di innalzarsi in volo, concludere una serie di procedure che determinano le condizioni meteorologiche. In primo luogo è importante decollare la mattina presto. Nel periodo compreso tra le cinque e le otto del mattino ci sono quasi sempre le condizioni adatte per sollevare il pallone; più tardi le cose si complicano, perché il sole riscalda la terra e spesso provoca piccole turbolenze. In caso di pioggia, nebbia o vento superiore a 15 chilometri all'ora, il volo si riprogramma senza alcun costo aggiuntivo.

Susana ci racconta che fra piloti ci si dice: "Preferisco essere in terra con la voglia di volare che essere in aria con la voglia di atterrare". In base a questo principio si decide se il volo è conveniente o no.

Il volo
L'esperienza inizia subito dopo l'alba, fra le 7 e le 8. A Teotihuacán, l'altezza media a cui si vola è di 7.500 piedi, ma l'altezza consentita dalle regole dell'aeronautica arriva fino ai 9.500.

A poco a poco il pallone inizia a salire, il processo di ascesa è talmente lento che si possono ammirare senza sforzo le altre mongolfiere colorate che si alzano nei dintorni. Inoltre, la velocità dell'aria è di otto miglia all'ora, quindi durante una giornata calma una persona che rimane a terra può seguire il percorso del globo, con appena un leggero trotto. Dalla cima si gode una vista unica delle piramidi, la cittadella e i dintorni, come —ad esempio— il pittoresco villaggio di San Juan.

Immediatamente dopo l'alba, un gruppo di palloni aerostatici sale lentamente in aria, e dietro una nebbia leggera appare la vista panoramica della Piramide del Sole e di quella della Luna a Teotihuacán. Il canto degli uccelli riempie l'aria mentre sorge il sole e la sua luce illumina la zona archeologica.

Il freddo del mattino aumenta man mano che il pallone sale, ma il panorama ci fa dimenticare completamente il tempo e il clima. A più di sette mila 500 metri, si può godere di una vista unica dei dintorni, quindi non esitate a portarvi dietro una bottiglia di vino per questa esperienza senza precedenti.

 

(exclesior / puntodincontro)

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12 de septiembre de 2011. - La cita para comenzar la travesía de surcar el cielo del Valle de Teotihuacán en un globo aerostático es a las 6:00 horas en la glorieta del Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México, donde ya espera el globibus que nos trasladará hasta el globopuerto, ubicado cerca de la zona arqueológica, en el Estado de México. Al llegar, los operadores ya nos esperan con unas galletas y un café de bienvenida.

Mientras la tripulación prepara los globos, observamos y tomamos fotografías del espectacular procedimiento para inflarlos.

Antes de volar
Una vez inflados, el piloto da las instrucciones para el vuelo, en este caso Susana Valencia, una de las dos mujeres certificadas en México para realizar la actividad, describe que para especializarse en vuelos más ligeros que el aire o globo aerostático es necesario estudiar un tronco común en aviación durante aproximadamente tres meses y realizar 40 horas de vuelo.

Susana comenta que antes de despegar es necesario realizar una serie de procedimientos que determinan las condiciones del clima. En primer lugar es importante volar muy temprano. En un horario entre cinco y ocho de la mañana existen las condiciones adecuadas para levantar el globo: después de este horario se complica porque el sol calienta la tierra y muchas veces provoca remolinos en el aire. Si hay lluvia, exceso de neblina o viento mayor a 15 kilómetros por hora, el vuelo se reprograma sin costo extra.

Susana señala que entre pilotos tienen un dicho: “prefiero estar abajo queriendo estar arriba, que estar arriba queriendo estar abajo”. Bajo esa consigna se toma la decisión de volar.

Tavesía en el aire
La experiencia inicia justo después del amanecer, entre las 7:00 y 8:00 horas. En Teotihuacán, la altura promedio en la que se vuela es de siete mil 500 pies, pero la altura permitida por reglas de aeronáutica es de nueve mil 500 pies.

Poco a poco el globo empieza a subir, el proceso del ascenso es tan lento que es posible admirar los demás globos coloridos mientras se elevan. Además, la velocidad en el aire es de ocho kilómetros por hora, por lo que en un día sin viento una persona en tierra puede seguir el trayecto del globo, sólo con unos trotes. Desde lo alto se observa una vista inigualable de las pirámides y la ciudadela, así como de sus alrededores, como el pueblito de San Juan.

Apenas al amanecer, un grupo de globos aerostáticos se elevan lentamente en el aire, entre el alba y un poco de neblina aparecen en una vista panorámica la Pirámide del Sol y de la Luna en Teotihuacán. El canto de los pájaros empieza a sonar conforme el sol va saliendo y la luz va alumbrando la zona arqueológica.

El frío de la mañana aumenta mientras el globo se eleva, pero al admirar el paisaje nos olvidamos por completo del clima. A más de siete mil 500 pies, es posible observar una vista singular del sitio, por lo que no dudamos en brindar con una botella de vino por esa experiencia única.

Después de volar por más de 60 minutos sobre el Valle de Teotihuacán empieza el descenso. El aterrizaje de un globo a veces puede ser extremo: depende del clima, si hay poco aire es muy sencillo, sólo es cuestión de que el piloto encuentre un lugar amplio, con mucho terreno y limpio, esto quiere decir que no tenga casas, árboles o cableados, por ejemplo.

Al aterrizar, una camioneta espera para trasladarnos de regreso al globopuerto. Ahí espera un desayuno y una segunda botella de vino para brindar por esa experiencia única, una menos en la lista de pendientes en la vida.

Al finalizar el brindis, uno de los pilotos del globo realiza una tradicional oración y se hace la entrega de certificados de la experiencia como un recuerdo del vuelo.

 

(excelsior / puntodincontro)