23 de mayo de 2014 - Enrico fue un hombre
grande en todos los sentidos. Destacaba por
su estatura, física y moral. En el sector
industrial, convirtió a Olivetti de México
en una referencia en muchos de los
parámetros administrativos que, en aquellos
días, tenían nombres y estructuras siempre
precedidos por un signo positivo. Entablar
una conversación con Enrico acerca de los
principios que rigen la cohesión, la visión
y la confiabilidad de una empresa o un grupo
de personas, con frecuencia en los detalles
más impensables o en las circunstancias más
inusuales —típicos del México industrial de
los años 60 y 70— era agradable porque él
siempre buscaba encontrar el fondo del
asunto, la esencia del tema en discusión,
eliminando la superficialidad y las
distorsiones engañosas.
Trabajando con él cuando era presidente de
la Cámara de Comercio Italiana en México,
tuve que dedicarme, en mi papel de Vice
Presidente, a proyectos específicos, bien
planteados y de inmediato compartibles por
visión de largo plazo.
En
aquellos años, la Cámara de Comercio tenía
sus oficinas en la calle de Dolores, en el
corazón de la capital mexicana, y el sistema
de información para los socios se basaba en
una página mecanografiada por ambos lados y
en las noticias transmitidas de boca en
boca, una tarea relativamente fácil en una
comunidad pequeña en la que nos conocíamos
casi todos.
Él tuvo la idea de lanzar una revista, en el
verdadero sentido de su definición
editorial. A mi me tocó la tarea de inventar
un formato y encontrar nuevos medios de
difusión y a Liù Colotti el de
responsabilizarse por los contenidos y la
puntualidad de la entrega. Enrico nos daba
ideas y nos motivaba.
Empezamos como colegas y de ahí nació una de
las amistades más sólidas que he tenido en
mis 85 años de edad. El poder disfrutar de
una amistad profunda es la recompensa a los
trágicos momentos del engaño, cuando éste
llega... y llega casi siempre.
Deseo que todos los lectores de
Puntodincontro sepan que Enrico era, como
dije al principio, un hombre verdaderamente
grande. Ocupaba mucho espacio y lo sigue
ocupando en mi corazón.
(giulio chiesa
/ puntodincontro.mx / adaptación y
traducción al español de massimo barzizza)
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