18
de enero de 2016 -
El refunfuño es
una característica y una forma de vida, al menos
en el territorio de Liguria, pero con un claro
epicentro en las zonas aledañas a la ciudad de
Génova.
Refunfuñar no es sólo una forma de
quejarse, sino algo que alcanza un mayor y mejor
nivel. El refunfuño tiene el objetivo principal
de proporcionar satisfacción a los que practican
esta actitud con destreza. Uno sabe cuándo
refunfuña con éxito, es decir, cuando se siente
liberado de la angustia producida por casi todas
las situaciones de la vida: se refunfuña si la
sopa está caliente, y si está fría se refunfuña
con mayor razón. Y lo mismo se hace con el
clima, con el costo de la vida, con las colas en
las ventanillas, con el gobierno en general, con
los meseros que ya no tienen los pies planos,
con los santos que ya no hacen milagros, con los
maestros que ya no saben imponer disciplina, con
los jóvenes que no hacen ningún esfuerzo para
entender a los ancianos o con la esposa, que ya
ni siquiera te escucha.
La característica
más admirable del refunfuño es completar su
acción repitiendo siempre las mismas cosas.
«Justo hoy tenía que llover» es inevitable,
incluso si el plan era quedarse tranquilamente
en casa. Y, al día siguiente: «Está muy fuerte
el sol», a pesar de que ya se pensaba pasar el
día en la playa disfrutando de la brisa del mar.
Quejarse es una
actividad que se lleva a cabo en todos los
países del mundo y a veces se transmite sólo con
un gesto de fastidio, sin decir nada.
Refunfuñar, en cambio, es una pincelada de vida
que agrega un toque de color al día de una
persona. Después de todo, refunfuñar no causa
daño a nadie, a lo mucho puede provocar un «ya
párale, gruñón» de parte de la esposa y de los
hijos. Las queja, en cambio, puede llegar a
límites extremos un abuso en una batalla, una
justicia en un acto jurídico, una deficiencia en
un cambio de reglas o incluso de leyes. La queja
siempre termina en el mar de la angustia. El
refunfuñar no, nunca. El refunfuño es saludable,
es un sentimiento liberador como cuando la
aspirina quita el dolor de cabeza. Además, tiene
el don de sanar al instante. Refunfuñas y te
sientes bien de inmediato.
Hay personas
(fuera del territorio de Liguria) que tratan de
aprender a refunfuñar y no lo logran: es un arte
difícil, reservado a unos pocos privilegiados.
Se recomienda a los aprendices refunfuñones no
tener prisa, ya que es esencial asimilar muchos
matices con el fin de que el resultado sea
saludable. Por lo tanto, no tienen que
desanimarse si los primeros intentos no causan
el efecto deseado. Si se desaniman, su
interlocutor (por ejemplo, el jefe) estará
encantado.
Pero cuidado, el
refunfuño, como todo lo bueno, nunca debe
ofender. No sólo es una medicina para los que lo
practican todos los días y en todas las
ocasiones, sino que —utilizado con
características tonales apropiadas y tenues, sin
la intención de convertirse en una amenaza,
puede elevarse al rango de obra de arte.
“Sensa vin se
navega, sensa mugugni no” (sin vino se puede
navegar, sin refunfuñar, no) es un viejo refrán
marinero de Liguria, heredero del famoso "ius
murmurandi" (el derecho a refunfuñar),
mencionado incluso por Tácito en sus Anales. En
los años del fascismo, se refunfuñaba utilizando
chistes: uno muy conocido cuenta que Mussolini
proclamó, en ocasión de un discurso
multitudinario, «Por fin tenemos tanto trigo que
no sabemos qué hacer con él». Y una voz, desde
el fondo, contestó: «¡Intenten poner un poco en
el pan!».
Esto nos lleva a
reflexionar sobre la capacidad del refunfuño de
representar la verdad utilizando la ironía y el
sarcasmo. La ironía, figura retórica con la que
se da a entender lo contrario de lo que se dice,
y el sarcasmo (Oscar Wilde lo definió como la
forma más baja del humor, pero la más alta del
ingenio) son ahora privilegios de algunos de
nuestros políticos, como aquél que en un acto de
desahogo con respecto a las estadísticas que
registraban un aumento de los pobres en el país,
refunfuñó inteligentemente de esta forma:
«Crecieron y, además de todo, se quejan».
(giulio
chiesa / puntodincontro.mx / adaptación y
traducción al español de
massimo barzizza)
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