15 de febrero de 2015
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Oaxaca, que se pronuncia “Oajaca”, es la
ciudad capital del estado que lleva el mismo
nombre. Ubicada a 470 kilómetros de la
Ciudad de México, ofrece un excelente clima
templado todo el año —a pesar de encontrarse
en plena zona tropical—, gracias a una
altitud de 1,500 metros sobre el nivel del
mar. Pero más que sus características
climáticas, son su cultura y la calidez de
su gente los principales motivos para viajar
y dejarse envolver por el universo
oaxaqueño.
Rica en historia y tradiciones, Oaxaca es un
fascinante destino donde confluyen
civilizaciones milenarias, arquitectura
colonial y usanzas antiguas que aún se
conservan. Fundada como ciudad novohispana
en 1529, esta tierra ya conocía
civilizaciones zapotecas e incluso
asentamientos prehistóricos.
A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra
la zona arqueológica de Monte Albán, que fue
el sitio militar y religioso más importante
del valle de Oaxaca. La ciudad tuvo su
esplendor entre los años 500 a.C. y 800 d.C.
El sitio arqueológico de
Monte Albán,
a 10 kilómetros de distancia de la ciudad de
Oaxaca.
El estado de conservación de la zona
arqueológica es tan bueno que permite
imaginar la actividad diaria en sus calles,
las ceremonias en sus templos y los juegos
de pelota. Esa cumbre, desde donde los
zapotecas dominaron el panorama ante
cualquier invasión enemiga, hoy es el mejor
lugar para tomar las mejores fotografías de
la zona.
Monte Albán es la zona arqueológica más
importante del estado, sin embargo hay otras
que merecen tu visita, como Mitla, Yagul y
Dainzú.
La capital del estado mantiene su esencia
colonial. Una caminata lanzará a los
visitantes a imaginar la vida del
virreinato. Su plaza principal (o Zócalo,
como se acostumbra llamar en México), está
flanqueada por la catedral y algunos
edificios que datan del siglo XVI han sido
exquisitamente restaurados y hoy son
soberbios hoteles, restaurantes, galerías y
museos.
Para conocer Oaxaca a fondo, no hay que
limitarse a los lugares turísticos. Los
mercados y las fiestas populares son el
pulso real de cualquier sociedad y en Oaxaca
esto es más que cierto. Ahí es posible
encontrar chocolate artesanal, mole (una
famosa salsa de orígenes prehispánicas y
coloniales), chapulines (saltamontes), que
son una de las botanas más populares en esta
zona del país, el queso típico de la zona
(que se deshebra y funde), huaraches (un
platillo típico, cuya forma simula las
sandalias que utilizan los indígenas)
y especias locales.
Si hay alguna época propicia para visitar la
ciudad es sin duda el verano. En esta época
se celebra la Guelaguetza, fiesta en que
comunidades de las siete regiones del estado
vienen a ofrecer lo más excelso de sus
danzas y costumbres. El evento ocurre los
dos últimos lunes de cada julio. Otros
importantes festejos son el Día de Muertos y
la Noche de los Rábanos.
Trajes típicos
para la fiesta oaxaqueña de la Guelaguetza.
La comida regional merece un apartado
especial. Además de las especialidades que
ya describimos, las tlayudas (una enorme tortilla
servida con frijoles, tasajo o carne de res
y queso, entre otros ingredientes) y los
tamales (una preparación a base de masa de
maíz rellena de carnes o frutas y salsas,
envuelta en hojas de de plátano), son algunos
de los retos gastronómicos oaxaqueños más
difundidos.
El complemento a la comida es una buena
bebida espirituosa. El mezcal, primo del
tequila, goza de gran aceptación en México. En Oaxaca es posible visitar fábricas
artesanales y conocer el proceso de
destilación de la bebida, además de
degustarlo y llevar a casa un poco del
espíritu de esta tierra.
I tipici tamales
dello Stato di Oaxaca, avvolti in foglie di
banano.
Para quienes quieren llevarse a casa algo
más duradero, una excelente opción serán los
multicolores textiles oaxaqueños, cuya
belleza los ha hecho famosos en todo el
mundo. Nada atrás se coloca el barro negro.
Las piezas realizadas en este material
conservan tradiciones que datan de siglos
atrás. Todas ellas pueden ser encontradas en
pequeños pueblos a corta distancia de la
capital del estado.
(visitmexico.com
/ puntodincontro.mx / adaptación de massimo barzizza)
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