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30 aprile 2012 - In un'epoca in cui i
giocattoli si animano, parlano, camminano, si muovono, in cui l'uso degli
oggetti dipende dai programmi elettronici in base ai quali sono stati
progettati, in cui l'esperienza del gioco diventa virtuale —a volte
completamente estranea a qualsiasi tipo di convivenza con gli altri bambini—
i giocattoli e i giochi tradizionali sono diventati ormai curiosi oggetti
d'antiquariato e collezionismo, attività noiose.
E così, proprio oggi, giorno in cui la maggior
parte delle persone preferiranno un videogioco o una bambola di moda
piuttosto che una trottola o una bambola di pezza —ora venduti come oggetti
di artigianato— vogliamo offrire un breve riassunto storico dei giochi e
giocattoli che divertirono i bambini dell'epoca precolombiana e della Nuova
Spagna in territorio Messicano.
Secondo gli storici, finora sono pochi i
documenti che forniscano informazione circa l'esistenza di giocattoli
preispanici. I pochi casi noti si riferiscono a reperti che sono stati
trovati in scavi archeologici e che rappresentano piccole figure zoomorfe di
ceramica su rotelle, piattini, bambole articolate, fischietti, sonagli e
palle di gomma. Tuttavia è probabile che questi manufatti —a giudicare dal
contesto in cui sono stati trovati— si utilizzassero per riti e cerimonie.
"Si pensava che i fischietti che sono stati
trovati in alcune sepolture preispaniche fossero divertimenti per i bambini,
ma non è così. La loro presenza nelle tombe si deve al fatto che quando un
bambino moriva e veniva sepolto, gli altri bambini camminavano davanti al
corteo funebre fischiando per spaventare gli spiriti maligni. Oggi esistono
fischietti speciali per fare il tifo durante le partite di calcio ed altri,
diversi, per i bambini, da usare alle feste di compleanno. Si tratta di uno
strumento tradizionale, e anche in quell'epoca lo era, ma con un senso
diverso ", dice Elena Vázquez, direttrice dell'area di Ricerca e arte
Popolare del Consiglio Nazionale per la Cultura e l'Arte (CONACULTA).
L'antropologa non esclude che i bambini
precolombiani abbiano avuto giocattoli per divertirsi, probabilmente
realizzati con materiali fragili e deperibili, per cui non si è conservata
nessuna loro traccia. Questo è il caso delle bambole Pames, per le quali si
utilizzano palma e mais e che vengono ancora prodotte nella regione della
Sierra Gorda, negli Stati di San Luis e Querétaro. Secondo gli abitanti
della zona, afferma Vázquez, queste bambole si producono da sempre, ed è
considerata una tradizione dei loro antenati. Tuttavia, data la deperibilità
del materiale, non è possibile trovarne nemmeno una per determinare la sua
età.
Nell'era della Nuova Spagna, alcuni giocattoli
ebbero origine dalle celebrazioni religiose introdotte dai missionari
spagnoli. Fra questi, le battole in legno e i sonagli che si utilizzavano
durante la settimana santa, quando era proibito l'uso delle campane. In
quest'epoca dell'anno si bruciavano anche burattini che rappresentavano
Giuda, mentre il Giovedì del Corpus è l'origine dei "muletti", prodotti a
base di foglie di mais secche e rametti. Dalla loro creazione sorse anche
l'ingegno delle parti in miniatura: "I giocattoli, vasi, pentole, piatti, e
tutto quello che si faceva il Giovedì del Corpus era da dare ai bambini e si
usava per giocare", afferma l'antropologa.
(puntodincontro)
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30 de abril de 2012 - En una época en la
que los juguetes cobran vida, hablan, caminan, se mueven; en donde el uso
del objeto está sujeto a la programación electrónica con el que fue diseñado;
en donde la experiencia del juego es más virtual, a veces exenta de toda
convivencia con otros niños, los juegos y juguetes tradicionales han sido
relegados a curiosas antigüedades, a objetos de colección e incluso se les
ha llegado a considerar actividades aburridas.
En este día, en el que la mayoría preferirá un videojuego o la muñeca de
moda antes que aceptar un balero, un trompo de madera, la muñeca de trapo o
de cartón que hoy se venden como artesanías, ofrecemos un recuento histórico
de los juegos y juguetes que divirtieron a los niños de las épocas
prehispánica y novohispana.
Según los historiadores, hasta ahora existen pocos registros que
documenten la existencia de artefactos como juguetes prehispánicos. De los
pocos casos que se conocen y que se han encontrado en excavaciones
arqueológicas destacan algunas pequeñas figuras zoomorfas de cerámica
dotadas de ruedas, trastecitos, muñequitos y muñecas articuladas, vasos
silbadores, sonajas y silbatos, así como pelotas de hule. Sin embargo, se
trata de artefactos que por el contexto en que han sido localizados se les
ha atribuido un uso ritual.
“Se considera que los silbatos que se han encontrado en entierros
prehispánicos eran para divertir a los niños pero no es así. El origen es
que cuando moría un niño y lo sepultaban, otros niños iban al frente de la
gente que acompañaba al difunto silbando, para espantar a los malos
espíritus. Ahora tenemos los silbatos para jugar, para acompañar partidos de
futbol o para que los niños los usen en las fiestas de cumpleaños. Es una
pieza tradicional, y en su momento también lo fue, pero con un sentido
distinto”, dice Elena Vázquez y de los Santos, responsable del área de
investigación de arte popular de la Dirección General de Culturas Populares
(DGCP).
La antropóloga no descarta que los niños prehispánicos hayan tenido
juguetes para divertirse, los cuales posiblemente fueron elaborados con
materiales frágiles o perecederos, por lo que no se conservaron vestigios de
ellos. Es el caso de las muñecas pames, elaboradas con palma y cabellos de
maíz, que se siguen produciendo en la región de la Sierra Gorda, estados de
San Luis y Querétaro. Según los habitantes de la zona, explica Vázquez y de
los Santos, estas muñecas se han realizado desde siempre; dice que es una
tradición de sus antepasados. Sin embargo, por lo perecedero del material,
no hay vestigios para determinar su antigüedad.
Sincretismo cultural
De la época novohispana, algunos juguetes tienen su origen a partir de
las conmemoraciones religiosas que introdujeron los misioneros españoles.
Entre otros, las matracas de madera y las sonajas que se hacían sonar el
sábado de Gloria, así como los muñecos con figuras de Judas que se quemaban
en Semana Santa; de los Jueves de Corpus provienen las “mulitas”, hechas con
hojas de maíz secas y varitas de campo. De la creación de estas “mulitas”
surgió también el ingenio de las piezas en miniatura: “Los juguetes chicos,
ollas, casuelas, platos, todo lo que hacían en Jueves de Corpus era para
regalar a los niños y los usaban para jugar, incluso como sonajas”, dice la
antropóloga.
Otros juguetes son resultado del sincretismo cultural, de la mezcla de
diseños y materiales de dos mundos. Es el caso de los muebles con
trasteritos de porcelana, traídos desde Europa; en México las niñas
comienzan a desplazar las piezas de porcelana por las figurillas de barro
que los artesanos realizaban. En los mercados de la Nueva España ya no sólo
era posible conseguir figurillas de barro o madera, sino también alfeñiques,
papel de china para papalotes, muñecas europeas de porcelana, soldados de
barro o plomo, caballos de madera.
Entonces llegaron el trompo, la pirinola, las canicas, los yoyos, los
baleros, objetos que poco a poco fueron convirtiéndose en auténticos
juguetes tradicionales mexicanos. Sobre estas piezas Elena Vázquez y de los
Santos comenta que lo que las caracteriza y hace mexicanas son los colores
variados y hasta geométricos: “No son exclusivos de México porque en otros
países se utilizan, pero aquí van adquiriendo características propias de
nuestra identidad y de la creatividad del artesano que los fabrica”, dice.
Entre los juguetes tradicionales se encuentran también las muñecas de
trapo, que son resultado del ingenio de los padres que al no poder adquirir
una de porcelana, idearon la manera de crearles a sus hijas una muñeca
parecida, con los materiales que tenían a su alcance. Como reflejo de las
condiciones de un grupo son consideradas también las muñecas Hñahñu u otomí,
que en su vestimenta representan a las mujeres de esa etnia. “La visten como
ellas, con faldas amplias y bordadas, con un bebe cargando, es una muñeca,
que usan para jugar pero están hechas a imagen y semejanza de ellas”, dice
la antropóloga.
Convivencia y destreza
A la par de los juguetes, se encuentra una gran variedad de juegos
-algunos con orígenes rituales como el de pelota o el “patolli”-, de
destreza mental o de resistencia física que se practicaban desde la época
prehispánica y que sobreviven en algunas comunidades indígenas.
Su importancia, explica Vázquez y de los Santos, radica en que se trata
de juegos que crean en los niños una tradición de convivencia con su entorno
y con su comunidad.
Para Minaluaztekatl Vázquez Hernández, miembro del consejo directivo de
la Confederación Deportiva Mexicana (CODEME), el juego más antiguo y
conocido en Mesoamérica es el de pelota. La abundancia de los campos de
juego localizados en cientos de zonas arqueológicas, dice, demuestra que era
una actividad importante.
El también integrante de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes
Autóctonos y Tradicionales A. C., dice que existe un variado inventario de
juegos con origen prehispánico que se siguen practicando y se conservan por
tradición oral. Entre otros destaca, el juego de la pelota purépecha de
piedra, madera y trapo; o la Rohueliami, una carrera practicada sólo por
mujeres tarahumaras que desde niñas recorren entre cuatro y ocho kilómetros
enganchando y arrojando un aro con una vara, e incrementan las distancias
conforme a la edad.
Hay también juegos de destreza mental, como el de Quince o Romayá,
practicado en Chihuahua o el ancestral Juego del Patolli, que se practica en
zonas de Milpa Alta y en Morelos;que consiste en un tablero con varias
casillas o carriles y el objetivo es hacer avanzar las piezas por las
casillas de acuerdo al puntaje marcado por semillas, que en la época
prehispánica eran frijoles pintados con puntos que tenían una función
similar a la de los dados.
(puntodincontro) |
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