22
de febrero de 2014 - Los maravillosos
paisajes de todos los géneros y una enorme
variedad de especies animales que pueden ser
observadas de cerca no son más que una
pequeña probada de lo que es posible
descubrir visitando Baja California.
Si, por un lado, es asombrosa la cantidad de
atracciones que guarda esta esplendida
tierra, por el otro no es extraño que a lo
largo de sus 1,700 kilómetros —que la hacen
una de las penínsulas más largas del mundo—
esta joya mexicana logre encerrar escenarios
de diferentes tipos, que van desde desiertos
de cactus a blancas playas y pintorescas
localidades llenas de vida y de historia
donde, mar adentro, ballenas, delfines y
leones marinos nadan sin ser molestados.
Al visitar Tijuana, la ciudad que marca los
límites con la California estadounidense, es
posible notar que, a pesar de la cercanía
con el el país del norte, Baja California ha
logrado mantener sin alteraciones su
unicidad y su encanto. El mercado local
emana folclor y vivacidad, mientras que el
Museo de las Californias cuenta la historia
de esta esplendida península.
Tijuana, Museo
de las Californias.
Pero si se quiere conocer la verdadera alma
de la California mexicana hay que ir más
allá de esta ciudad fronteriza y la mejor
manera de involucrarse con los fascinantes
aspectos de la región es emprender un viaje
hacia el sur y detenerse en alguno de sus
bellos destinos turísticos como, por
ejemplo, Ensenada, con su vivaz puerto, el
ex-casino decorado con azulejos del siglo
XIX y los esplendidos valles circundantes,
de los que proviene un alto porcentaje de la
producción vinícola mexicana.
Durante las primeras horas de la mañana
se puede, además, visitar el pintoresco
mercado del pescado.
El bar del
ex-hotel Casino Riviera de Ensenada.
Siguiendo hacia el sur, se puede admirar el
espectáculo de La Bufadora que, con sus
chorros de agua de más de 20 metros de
altura, es considerada uno de los tres
géiseres mas grandes del mundo. Los
visitadores podrán disfrutar también del
fascinante paisaje atravesando el Desierto
Central punteado de cactus de diversas y
numerosas especies, entre los cuales el
cirio, que se ha convertido en uno de los
símbolos de Baja California.
Llegando a la ciudad de Cataviña,
será una experiencia increíblemente
fascinante
encontrar a nuestros ancestros a través de
sus pinturas rupestres, ocultas en el
interior de una pequeña cueva. Pero son
numerosas las zonas de la península en las
cuales es posible hallar rastros de sus
antiguos habitantes prehistóricos. En
Guerrero Negro por ejemplo dentro de la
magnífica Reserva de la Biosfera de
Vizcaíno, se custodian monumentales pinturas
rupestres inmersas en un ambiente poblado de
especies animales y vegetales increíblemente
raras.
Pinturas rupestres de
Cataviña.
La reserva es además una de las zonas con
mayor concentración de ballenas grises.
Estos gigantescos mamíferos marinos cada año
descienden del Océano Ártico para
reproducirse y cuidar a sus pequeños durante
las primeras semanas de vida.
Surcando las aguas de la Laguna Ojo de
Liebre a bordo de pequeñas embarcaciones,
será posible alcanzar a los enormes cetáceos
logrando casi tocarlos. El acercarse a las
ballenas es una de las experiencias más
maravillosas del viaje en Baja California
donde se encuentran diversos santuarios de
estas especies tan fascinantes, otro de los
cuales está en la Laguna de San Ignacio, en
los límites de la homónima ciudad. Aquí
además de los cetáceos, se pueden admirar
varias especies de aves migratorias y para
quien decida visitar el pueblo con estilo
colonial y sus alrededores, será un
verdadero placer admirar las verdes palmas
que crecen en el oasis y visitar la hermosa
misión jesuita del siglo XVIII.
Para los amantes de la naturaleza otra mitad
que no deben perderse es el Parque Marino de
Loreto. La ciudad, primer centro habitado
permanente de la península de la cual ha
sido capital por mas de un siglo, custodia
la primera misión de Baja California,
fundada por el Jesuita Juan María
Salvatierra. Visitando el parque marino se
puede llegar a la esplendida Isla Coronado,
un paraíso de colores que van desde el negro
al rojo por las formaciones de lava hasta el
azul intenso del mar que rompe costas en
donde se ven simpáticos leones marinos y
piqueros celestiales. Quienes escojan
quedarse al menos por una noche podrán
emprender un aventurado paseo entre las
cumbres de la Sierra de la Giganta donde se
oculta la esplendida misión de San Javier,
la mejor conservada de la península.
No se puede dejar Baja California sin haber
visitado la capital del sur, La Paz,
tranquila y llena de paradisíacas playas. La
ciudad es el punto de partida ideal para
explorar el Mar de Cortés, uno de los
ambientes marinos mas diversificados del
mundo.
Surcando sus aguas se puede arribar a la
isla Espíritu Santo, declarada Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO, en donde se
puede admirar magníficos paisajes hechos por
playas vírgenes, bahías de ensueño y aguas
cristalinas en las cuales sumergirse entre
peces tropicales y leones marinos. El lugar
ideal para reconciliarse con el mundo y
regenerarse antes de partir o de continuar
el itinerario, tal vez en todos Santos o en
Cabo San Lucas en donde se pueden hacer
interesantes excursiones por el célebre arco
en donde “la tierra termina y el Paraíso
comienza”.